Cuenta Jose Luis Ortiz Nuevo que una vez llegaron a deshoras el gobernador, el capitán general de Sevilla y el general de la guardia civil, los tres, al café cantante para oír cantar a Silverio.
No es usual ver cantar y tocar al mismo tiempo, ni tampoco que entre cante y cante el artista se dirija al respetable con un acento castellano tan recio. Pero ayer el altiplano vino a nosotros a dar una verdadera clase de lo que es verdaderamente la ortodoxia, el epicentro y el meollo de toda la verdad que encierra el cante jondo.
Ricardo Fernández del Moral vestido de negro riguroso, como si fuera un crupier, nos predispuso para llevarnos a ese café de Silverio donde se dignifica el cante, por muy gobernador, capitán general o general de la guardia civil de Sevilla que se sea y se venga a deshoras.
Ricardo empezó con una Farruca muy arriba, mostrando un sonido limpio que evocaba el flamenco más clásico.
Luego no ofreció un recorrido por los palos más representativos del flamenco. Subió a la serranía para hacer el Polo, seguido por una Soleá de Juaniki, y después una Soleá apolá de Silverio. Esta interpretación fue, sin duda, de lo mejor de la noche, demostrando su profundo conocimiento y respeto por las raíces del flamenco.
A continuación, deleitó con unas Peteneras de toque finísimo, que demostraron su habilidad no solo como cantaor, sino también como guitarrista.
En el segundo pase, Ricardo se adentró en la Malagueña del Mellizo que nos recordó al Chato de la isla. Luego, se sumergió en el "Padrenuestro del flamenco", comenzando con una Soleá. Haciendo Alcalá y continuó con los estilos de Triana y Cádiz.
Después del padrenuestro, el "Ave María del flamenco", la Seguiriya. Ricardo ofreció una interpretación irreprochable de los estilos del Nitri, Joaquín la Serna y la cabal de Silverio. Cada nota, cada acorde, cada palabra estaba en su sitio.
Para cerrar la velada, Ricardo hizo bulerías en la que por primera vez abrió los ojos. Cerró con un cuplé, "Dolores, limosna de amores", demostrando que también puede dominar los estilos más ligeros y festivos del flamenco.
Dice que Silverio cuando vio a al gobernador, el capitán general de Sevilla y el general de la guardia civil de Sevilla, los tres, les dijo, "hagan lo que ustedes quieran conmigo, pero para oír cantar a Silverio, tienen que venir a su hora".
Ayer fue la hora de Ricardo en el Torres Macarena, pero también fue la de Silverio.
Ricardo es sin duda un magnífico cantaor, una excepcional persona y un manchego ilustre.
ResponderEliminarUn conocedor de los cantes cómo ninguno y un cantaor y guitarrista único. Un disfrute para cualquier aficionado
ResponderEliminarY además un gran guitarrista. ¡¡Olé!! Ricardo.
ResponderEliminarUn pedazo de flamenco
ResponderEliminarGracias por leer. Disfrutamos mucho de su actuación y de su magisterio.
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