Sexta jornada de la Bienal de Sevilla para los más veteranos. Se anunciaba un cartel donde las media de edad era de 78 años (si, hagan la cuenta), ahora eso sí, nombres de letras de oro del cante de nuestra tierra.
Noche cargada de emociones y arte puro, el escenario se vistió de gala para recibir a algunas de las figuras más representativas del flamenco de toda la vida. El público, expectante, se preparó para un cartel que perfectamente podria hacerse realizado en cualquiera de los festivales de los años 70 u 80 y que quizás sea ya muy dificil de repetirse. Un Alcázar lleno, que venía a refrendar que lo añejo gusta, que la calidad de lo jondo, de lo bien cantao, sigue interesando.
Pero, en este tiempo donde cumplir años esta mal visto, y donde hay una cierta discriminación con los mayores bajo el término de edadismo, ayer pudimos comprobar que cuando las facultades no acompañan del todo, por lo que sea, estos magnificos artistas podian tirar de oficio y de verguenza. Si, de verguenza tambien de encontarse en un escenario con grandes nombres de tu propia quinta y no querer ser menos, y tener lo reaños de dar mas de tu 100% como hizo Juan Villar.
Pero vayamos ahora con lo que pasó anoche.
La velada comenzó con la presencia del maestro Calixto Sánchez, quien arrancó con unos cantes de venta que transportaron a los presentes a una epoca en la que se vendia y se jugaba en la calle. y tras este aperitivo uno de los momentos mágico de la noche; José de la Tomasa apareció en el balcón de los Alcázares para entonar una toná para acordarse.
Villar y Nano de Jerez, actuaron juntos. Acompañado por el Niño Jero a la guitarra, Juan Villar se enfrentó al público con unos tangos y una bulería por soleá que, aunque al límite de sus facultades, demostró la entrega y el arte que corre por sus venas.
Nano de Jerez con el acompañamiento de Eduardo Rebollar a la guitarra ofreció su actuacion practicamente en el mismo registro. Primero bulería por soleá y un poco mas tarde bulerías con su correspondiente pataita.
Quizás la sorpresa más grata de la velada vino de la mano de Marcelo Sousa. Acompañado por Manolito Herrera a la guitarra, Sousa interpretó una farruca deliciosa que se convirtió en uno de los momentos cumbre de la noche. Cerró su actuación con una gran seguiriya, rematada con el cabal del loco Mateo "Moritos a caballo".
Para terminar otros dos pesos pesados. José de la Tomasa se atrevió a repetir cante. Ofreció una seguiriya que culminó con el macho de Manuel Torres, seguida de unos tarantos dedicados a sus compañeros de fatigas de hace más de 45 años en los escenario. "Se podría contar un libro de vivencias", comentó el artista, antes de cerrar su actuación con unos fandangos que llegaron a lo más hondo.
Calixto Sánchez: El maestro de la gracia.
Para terminar saló Calixto Sánchez que saludó al público: "¡Qué, lo estáis pasando bien! Nosotros, fatal", arrancando las risas del respetable. El veterano cantaor deleitó a la audiencia con una solea que culminó con el emotivo macho "No puedo ser marinero en mi Mairena natal", seguido de unos tientos maravillosos dedicados al ausente Romerito de Jerez. Su interpretación de "A donde vas a caballo, y una herradura menos" bien modulao dejó al público sin aliento.
Termina con una especie de potporrí entre buleria y habaneras, donde dejó para el final "La manolita" y "Las Habaneras de Cadiz"
La ausencia notada
Aunque la noche estuvo llena de momentos inolvidables, se notó la ausencia de Romerito de Jerez, quien no pudo estar presente. Sin embargo, sus compañeros le rindieron homenaje a través de sus cantes y dedicatorias.
Lo dicho, fue una noche inolvidable y posiblmente única que nos deja esta Bienal, que se acuerda de los principios y da su sitio a los que lo han dado todo para que nuestro arte sea considerado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
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