Al cante Joaquín Jiménez “Salmonete”
Bajañí Vicente Santiago
12 de junio de 2021
Peña Torres Macarena
Dice Joaquín Jiménez “Salmonete” en el documental “Donde está Salmonete” de Julián Azcutia, que el bien hay que recibirlo con cariño, el que hace acciones malas, tiene reacciones malas y que esa es la Ley del Cosmos.
Joaquín no se prodiga en los recitales,
y por trayectoria errante, suscita siempre la curiosidad y cierto revuelo a su
alrededor. Dicen que viene bien, pero que hay que cuidarlo. Allí se reunieron
para verlo aficionados de diferentes puntos del mapamundi jondo como La Puebla,
nutridamente representada, Huelva, Jaén…
Joaquín empieza por Alegrías, Me gusta ir a la Bahía, a ver a los barcos
veleros.
El mar parece que sigue estando
en el mismo sitio y que huele igual.
Salinera de mi vida / dame un poquito de sal/ yo te quiero enamorar/ pa
los restos de la via, se acuerda de los estandartes de la ciudadela de
piedra ostionera y de sus nobles como Juanito Villar.
Las alegrías son con un segundo
verso que se alarga infinito, rompiendo la cadencia muy bien acompañado por
Vicente.
Solea por Bulerías será el
segundo palo. Vicente pone la cejilla en el siete. Comienza con una ayeo que
nos envuelve. Ese eco no lo tiene tanta gente; Permita Dios de los cielos/ que la intención que tu vas/ Que mis ojitos
te vean/ ciega de tanto llorar. Joaquín saca la güija para invocar a Juan
Talega y después a Sernita de Jerez.
No sabemos porque, pero ¿porque
no? Salmonete ataca unos tarantos: Yo trabajo en una mina/ y como pueda no voy
más /porque estoy cansaíco/ de tanto subir y bajar /cuando voy al trabajito. El
cante le sabe a polvo, a ciscón que tiñe.
El primer pase acaba con unos
fandangos. Dice Miguel Camacho desde las tablas de lo sagrado, que no hay que
reivindicar la pureza sino la autenticidad. Y si Joaquín de algo sabe es de
cante, del auténtico.
El segundo pase Salmonete nos lleva
a la noche oscura, a la soleá, a lo salvaje por lo salvaje, al cante rancio y
añejo. Después seguiriyas acordándose del Marrurro, modulando, y echándose el
cante pa´dentro
Nos gustan muchos la bulerías
como hacía tiempo, sin palmeros ni jaleos, muy sentidas y cadenciosas y muy de
Jeréz. Se acuerda del Chalao, de Fernando Terremoto, del Chozas, donde Vicente
hace alarde de fasetas. Los dos transitan esa senda señalaita y solo conocidas
por unos pocos.
La gente quiere más. Un fandango de
pié, y con eco.
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